MONEYBALL: ROMPIENDO LAS REGLAS
El realizador Bennett Miller se centra en la figura de Billy Beane en todos los aspectos y ello se muestra como el gran acierto y atractivo del filme. Ello es principalmente porque cuenta con una actor en plena forma en estos momentos como es Brad Pitt, quien a pesar de no tener un material tan potente como el de "El árbol de la vida", logra crear a una persona humana, completa y empática. Junto a él se encuentra un contrapunto de vena cómica como es Jonah Hill, comedido pero casi unidimensional. Quien sale peor parado a nivel interpretativo es Philip Seymour Hoffman, casi sin minutos ni espacio para hacer algo que no sea parecer un figurante.
Son las tribulaciones personales y profesionales del protagonista, su aislacionismo intencionado y forma de ser lo que le da personalidad a "Moneyball". El resto es la típica película de deportes. Los guionistas Aaron Sorkin y Steven Zaillian le dan cierto peso y magnetismo pero no consiguen inyectar la pasión que despierta el deporte en Estados Unidos, haciendo que el filme sufra de lo mismo de lo que sus protagonistas introdujeron en el deporte, una frialdad que no se rompe ni cuando el equipo empieza a ganar.
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