Contraband

Contraband

Con media hora más de metraje respecto a "Reykjavik-Rotterdam", este thriller de acción sobre contrabandistas, situaciones apuradas juegos de deudas y traiciones tiene el tiempo para desarrollar mejor a los personajes secundarios y la relación entre ellos. Seguramente también gracias a la presencia de por ejemplo Diego Luna o Giovanni Ribisi, a quienes dan vida tienen no solo una mayor presencia sino también entidad y solidez. Ben Foster, quien interpreta al mejor amigo del protagonista, es sin duda un talento llamado a ser peso pesado y entrega más de lo que es habitual en este tipo de cintas.

En donde falla es curiosamente en el personaje principal, interpretado por Mark Wahlberg. El actor encarna casi en modo de piloto automático a su arquetipo de tipo duro pero con lado sensible, casi lo de siempre, cambiando enteramente la raíz del personaje. Una de las cosas más atractivas de "Reykjavik-Rotterdam" era que el protagonista era competente en su trabajo de contrabandista, se había reformado tras una condena y que siempre parecía estar a un paso de estar sobrepasado por la situación que le presenta el filme. Ello añadía una atmósfera más claustrofóbica a nivel emocional en el personaje y una mayor tensión a la película. Walhberg es un héroe y aquí no solo es una leyenda de las entradas ilegales de mercancía sino que siempre sabe lo que hace y nunca pierde la calma.

Esta ligereza del personaje central también está presente en algún grado en el tratamiento de la historia. Ya no es sobre personajes sino sobre el golpe que están llevando y la película se vuelve rutinaria en este aspecto. Como en muchas cintas que quieren ser más inteligentes que el espectador, hay algunos agujeros en su historia algo evidentes aunque no merman un filme que entretiene con facilidad. "Contraband" puede ser en bastantes aspectos mejor que su versión original pero su vistosidad en varias secuencias como la del robo del camión blindado, su apreciable tensión durante todo el metraje y el peso de varios de sus actores pero todo ello se ve contrarrestado por una apariencia de inverosimilitud y artificialidad. Uno en "Reykjavik-Rotterdam" se preguntaba lo que le sucedería al personaje de Baltasar Kormákur mientras que en "Contraband" uno se pregunta cuantos giros de guión habrá.